jueves, 10 de febrero de 2011


Ella estaba sentada en el sofá, con la tele encendida y el control pegado a la mano, iba cambiando de canal pero tenía la mirada perdida, como su alma. Por muchas cosas que viera nada le motivaba, seguía cambiando de canal una y otra vez. Ya no sabía ni como se llamaba, llevaba días allí sentada sin comer incluso sin dormir, solo cambiaba de canal una y otra vez. Tampoco sabía ya quien era, y que hacia allí, pero la pregunta más terrible que se repetía en su cabeza era “que quiero”, creía haber perdido el conocimiento de las cosas, incluso no sabía ya ni escribir, fingía que todo iba bien, no quería discutir consigo misma y atormentarse con preguntas sin respuesta. También dicen que creía que ya no sabía llorar, antes lloraba mucho, o eso dicen también. Ahora cuando estaba triste le daban unos terribles dolores, le entraban nauseas y perdía la cabeza, podía pasarse segundos, minutos, horas o incluso días con estos síntomas. Ella dice que prefería llorar. 

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